Hace algunos años se creía que el lujo era un concepto universal y sin mirar países, razas o religiones, estaba en poseer objetos muy exclusivos y costosos como tener un Ferrari o un Porsche... O viajar en primera clase con maletas de marca, tener joyas con grandes diamantes y otras piedras preciosas, y poseer espléndido servicios de mesa en plata para exhibir a los invitados... En fin, el objetivo hasta ahora era mostrar, y de ahí se derivaba el placer de sentirse alguien valioso e importante por lo que tuviéramos para mostrar, presumir o como decimos en Colombia; "chicanear" . Lo irónico de esa apreciación del lujo es que las grandes marcas entendieron rápidamente esa idea y la aprovecharon para su propio beneficio. Fue así como lanzaron costosas colecciones de accesorios, y sobretodo, perfumes, prometiendo en sus Slogans, destellos de originalidad y Glamour a los que sólo tenían acceso los muy afortunados. Sin embargo, estos ítems se volvieron a...
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